samedi 26 juin 2010

Mansilla de las Mulas [Mansiella de las Mulas]






Viniendo por el camino desde Reliegos, entramos por la puerta Castillo que desemboca en la plaza del Arrabal. Cae la tarde y Mansilla descansa a ritmo sabatino. No pudimos hospedarnos donde primero carenamos, pero logramos habitación en el segundo. Desde el balcón avistamos la silueta rojiza de los tejados mansilleses. Acomodamos las mochilas y alforjas y nos preparamos para visitar el pueblo atravesado por el río Esla. Mansilla, de trazo medieval, conserva el conjunto amurallado que data del s.XII, siendo posterior al castillo. La muralla de cal y canto, alta y gruesa, está coronada con almenas, pero sin saeteras. Cada 40m se levantaban los “cubos”, que eran torres albarranas semicirculares adosadas a la muralla para su defensa. La antigua iglesia de San Martín es propiedad del Ayuntamiento, que después de haberla restaurado y rehabilitado, la convirtió en Casa de la Cultura. Mansilla tuvo innumerables iglesias y hospitales, y todas, salvo la de Santa María, que fue la primera y única iglesia hasta 1220, han desaparecido. En ella sellamos nuestra credencial. El edificio es del XVIII, sencillo, con tres naves y crucero, y planta basilical. Conserva un retablo barroco apreciable. Fuera del casco histórico visitamos el Santuario de NS la Virgen de Gracia, fachada color ladrillo y blanca, construida en 1898 para remplazar la ermita original destruida por un incendio en 1896. Tres plazas a no dejar de ver en Mansilla, por sus hermosos soportales castellanos que se levantan sobre una estructura de tronco de árbol, como un fuste, y una zapata soportando la edificación adintelada: la plaza del Grano, la del Pozo y la de la Leña. Agradableespectáculo la iluminación del conjunto amurallado una vez negriazuleado el cielo. Cierto frescor mansillés incita a un buen menú para peregrinos, sin que falte en la mesa un tinto de buena cepa. El vino no arriesgará nuestro obligado cruce del Esla sobre los 141m de puente, obra del s.XII varias veces remodelado a lo largo de sus ocho siglos de fabricación. ©eW&cAc

Reliegos [de las Matas], a una legua de Mansilla




…durante trece kilómetros, trigales a uno y otro lado del camino, hasta llegar a Reliegos, minúsculo pueblo de apenas un cuarto de millar de habitantes. Relieganos o Relieguenses? Reliegos es triste, y no por el adobe de sus casas, es simplemente triste. La iglesia parroquial estaba cerrada. Sellamos en el albergue de peregrinos, donde nos interpelaron un quinteto de francesas duritas, estilo mai 68 y con aires de caza-hombres. Sobre todo, que viniendo de regiones diferentes del hexágono, y con marcados acentos, fue el nuestro el que salió a relucir, porque para las damas, ellas no tenían acentos! Felizmente solo queda una legua para desamarrar las alforjas de nuestras bicicletas. ©eW&cAc

El Burgo Ranero


La Calle Mayor, la principal del pueblo, es también el Camino Francés. El Burgo Ranero nos recibió con el sol rajando los tejados de sus casas y de la iglesia de San Pedro, donde primero llegamos. Sellamos en la iglesia parroquial, en la que apreciamos un San Roque barbudo con sombrero verde como el vestido y capa marrón. La estatuilla, pequeña, casi no la vemos, si no es que uno es curioso y husmeador, porque está a la izquierda, en lo alto del altar mayor. La torre campanario, de piedras el primer cuerpo y enladrillado el resto con arquerías y techo de pizarra y frontispicios por cada lado. Las cigüeñas en su nido. Almorzamos a la sombra de un árbol en una plazoleta con césped. Frente a la Casa Consistorial, pensé que habría una plaza umbrosa, pero nada, solo una lluvia de sol la envolvía. La gentileza es apreciable en el Burgo Ranero, pues los vecinos que nos vieron descansar y almorzar, nos ofrecieron agua fresca y hasta refrescarnos la cara en sus casas, cosa que agradecimos pero que no aceptamos. Al rato, descansados, retomamos el camino, un suavísimo descenso durante trece kilómetros… ©eW&cAc

Ermita de San Roque en Bercianos del Real Camino




Al llegar a Bercianos, nos dirigimos a la ermita de San Roque. A la derecha de la puerta de entrada, un banco, y sentada, la custodia de la ermita, gentilísima berciana. A la izquierda, un agresivo banco compuesto de tres sillas color naranja, design aeropuerto o metro parisino. La ermita es una nave cuadrada cuyas paredes exteriores están revestidas de adobe. El interior está enladrillado y su bóveda baja artesonada, cubierta de tejas. Tiene un San Roque poco común. El santo enseña la herida y lleva perro, como es habitual, pero el animal le salta delante y no lleva pan, a la izquierda, un ángel sostiene la capa mientras San Roque enseña la pierna. En la vara van atadas tres conchas, una cinta roja y un racimo de uvas secas. Bercianos respira ese aire pobre de pueblos viejos detenidos en el tiempo. Sellamos la credencial en la ermita. El albergue para peregrinos, a la hora que pasamos estaba cerrado. Nos tomamos una foto juntos, a ofrecimiento de dos peregrinas que tomaban un café en la plaza. La parroquial del Salvador se derrumbó y su torre se vino al suelo. Construyen en un descampado una iglesia para los parroquianos, y aunque nueva, mantiene la armonía del camino. Dos poblanos nos comentan acerca de la construcción, -muy avanzada la planta pero la torre campanario todavía desvestida y sin techo, nos confiaron. La cigüeña ya hecho nido y será la primera en verla desde lo alto. Nosotros continuamos el camino, esta vez dispuestos a almorzar y regalarnos una siesta, en el Burgo Ranero. Sólo nos faltan 347 km para alcanzar Santiago. ©eW&cAc

Cruzando el puente romano sobre el Cea


Cruzando el puente romano sobre el Cea es señal de retirada. Hemos disfrutado del patrimonio histórico y religioso de Sahagún teniendo en cuenta que el tiempo es oro, y que apenas estamos comenzando la jornada. El aparato no ha cesado de fotografiar y las bicicletas han tomado a bien la pauta mudéjar, desde el desayuno hasta la Capilla de San Mancio. Se nos presenta aquí, a la salida de Sahagún, una entrecruzada. El objetivo es Reliegos, y llegar a lo que para muchos es etapa, nos obliga a tomar una decisión caminera: Pedaleamos por la Calzada Romana desde Calzada del Coto pasando por Calzadilla de los Hermanillos, o seguimos el camino, haciendo pauta en Bercianos y en el Burgo Ranero. Fieles a la flecha amarilla ponemos “proa” a la Ermita de Nuestra Señora de Perales, una construcción que en el s.XII pasó a la administración religiosa del hospital de O Cebreiro (un poco alto y lejos, no?) La ermita, a la izquierda del camino, y a la derecha, rodeada de campos de trigo y de soledad, la Granja de San Esteban. ©eW&cAc